Para gustos los colores y nadie tiene por qué sacrificar sus vacaciones habiendo planes de sobra. Eso es lo que vamos a intentar organizar por aquí. ¿Vienes a hacer kitesurf en Tarifa y tu acompañante prefiere explorar mientras tú vuelas? Echa un vistazo y sorpréndele con el plan perfecto.
También puede ser que de repente hace un día de esos de ni se te ocurra sacar la cometa… no hay problema. En Cádiz sobran razones para no quedarse mirando por la ventana. Te van a faltar días para todo lo que hay por ver.
Este es uno de esos destinos en los que tener la mala pata de lesionarse no implica que se arruinen tus vacaciones. ¡Ni mucho menos! Playas infinitas para disfrutar de las mejores puestas de sol, lugares auténticos de gastronomía andaluza, pueblos blancos cuyas callejuelas están llenas de vidilla, bodegas y arte.
Tu acompañante se queda en tierra mientras haces kitesurf en Tarifa
No está reñido compartir las vacaciones con no compartir pasiones. Si tu plan es practicar kitesurf pero el de tu compañero de viaje no, estás de suerte. En Cádiz hay alternativas de sobra y no hay por qué alejarse mucho. En Tarifa hay playas donde pasear y chiringuitos con ambientazo como en la Playa Chica, Los Lances y Valdevaqueros.
Lo ideal es trazar una serie de visitas donde tu acompañante no te eche de menos mientras sobrevuelas el mar con tu kite. La playa de Bolonia está a unos quince kilómetros, es visita obligatoria para admirar sus cristalinas aguas turquesa ¡es casi salvaje! La rodea una duna impresionante con vegetación salpicada de pinos. El faro de la Punta Camarinal está a un paseo. Las rutas senderistas dejan fascinado al más pintado. Muy cerca se puede navegar en kayak por un río llamado Palmones. Dar un paseo a caballo por la playa o ir a avistar aves y cetáceos son actividades preciosas para compartir… o no: hacerlo en solitario ofrece un momento íntimo de comunión con la naturaleza. Lo hagas como lo hagas, siempre será un buen plan combinar kitesurf en Tarifa con turismo.
Tú navegas por las olas y tu acompañante por la historia
¿Y qué tal visitar el conjunto arqueológico romano de Baelo Claudia? Una visita guiada hará las delicias de los curiosos de la historia y será todo un descubrimiento para los que empezarán a amarla en cuanto la vean. Luego, ¡a perderse por el centro de El Lentiscal y a ponerse morado de tapitas! Este podría ser un punto de encuentro ideal con el miembro del equipo que está haciendo kitesurf en Tarifa mientras tanto.
Y en Tarifa pueblo… Hay que ir sí o sí a la fortaleza de época califal conocida como el castillo de Guzmán el Bueno o castillo de Tarifa. Cerca del puerto están el castillo de santa Catalina y la isla de las Palomas, que aún alberga vestigios de los fenicios que fueron los primeros en poblar (ahora está unida a Tarifa por un espigón).
Junto a la muralla de Tarifa hay una torre-mirador llamada el Miramar de Tarifa. Las vistas sobre el puerto y hasta África bien merecen una parada. Y luego unas compras por el centro recorriendo callejuelas con historia como la Alameda, la Calzada y la arteria principal de la ciudad que es la calle Sancho IV el Bravo.
¿Qué quieres ir más lejos?
Pues a visitar cada rincón de la Provincia de Cádiz. Teniendo Tarifa como cuartel general es muy fácil llegar a sitios como la imprescindible ciudad de Cádiz. La playa de la Caleta, su catedral, sus fortalezas y una peculiar vista desde la cámara oscura de la torre de Tavira o probar lo que comían los romanos en una experiencia llamada Arqueofood justo delante del teatro romano.
Plan B: irse de excursión a Gibraltar y explorar la colonia inglesa encontrando monos a tu paso, que se supone que ni miran, ni escuchan, ni hablan, pero sí pueden asaltarte para hacerse con la comida que lleves en la mano, ¡cuidado! Jardines preciosos, vistas de La Roca por fuera y por dentro y restaurantes donde disfrutarás de la comida británica sin haber cogido un avión.
Y qué decir de la sierra de Cádiz, sus pueblos blancos, su queso payoyo… ¿Sabes que aquí está el pueblo más lluvioso de España? ¡Fuera tópicos! Te dejamos elegir dejando caer el dedo a ciegas sobre el mapa para ir descubriendo esta serranía rica en vida y generosa en alegría que solo te dejará con ganas de más